A pesar de conocerse comúnmente con el nombre de “bolas chinas”,
parece ser que su origen se remonta al Japón feudal. Según cuenta la leyenda,
las bolas chinas o Ben Wa, fueron creadas para satisfacer las necesidades
sexuales del emperador. Las concubinas se introducían estas bolas en la vagina
provocando la lubricación de la misma y así estar preparadas para el acto
sexual y no hacer esperar al emperador. Estas bolas también fueron utilizadas por
las Geishas para fortalecer el suelo pélvico.
Las bolas chinas son dos bolas del tamaño de un albaricoque
unidas por una cuerda, que sirve para introducirlas y sacarlas de la vagina, y
su colocación es tan sencilla como ponerse un tampón. En el interior de las
mismas hay unas bolitas más pequeñas que con el movimiento ejercen un efecto
vibración muy estimulante.
Hay estudios científicos que demuestran su eficacia como método
de prevención y recuperación del suelo pélvico. Su uso previene y hasta
revierte los problemas causados por la falta de fortaleza de los músculos del
suelo pélvico, basta con llevarlas puestas entre 30 minutos y una hora al día.
Las bolas chinas tonifican la musculatura perineal,
previniendo la incontinencia y favoreciendo la recuperación después del parto y
cierran la vagina favoreciendo un aumento de la sensibilidad sexual y
estimulando las sensaciones eróticas de la mujer.
CUIDADO E HIGIENE DE LAS BOLAS CHINAS
Antes de utilizarlas deben lavarse con agua y jabón neutro
para prevenir infecciones y hongos. Tampoco deben prestarse.
Una vez utilizadas deben secarse bien, a ser posible al aire
libre a fin de que desaparezca cualquier tipo de pelusa y guardarlas sin ningún
tipo de humedad en un saquito de tela para aislarla de la suciedad exterior.
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